Cuando terminé de leer El Quijote, siendo muy joven, y después de que mi padre me hubiese hablado durante años de su encuentro trascendente con esta novela, no sólo no tenía planeado ser cantante, sino que no imaginaba que algún día iba a tener el raro regalo de encarnar a este mito de la literatura española, que desde hace ya 400 años viene hablando en nombre de todos, que es algo que los clásicos insisten en hacer de modo luminoso, ignorando los degradados que el tiempo dibuja sobre casi todas las cosas.

Además, este particular Quijote, que hoy porta los colores de mi voz y que en el futuro adquirirá sin duda los matices y tonos de futuros colegas, está ingeniado, ensamblado y dibujado por la mano de un compositor que ya es un clásico y a quien yo no conocía personalmente.

Del estreno que hicimos de esta obra nació con Tomás Marco una colaboración que aún se extiende a día de hoy. A él le agradezco, no sólo la confianza que me ha renovado para la interpretación de este Caballero de la Triste Figura, sino el haber tenido la generosidad de componer para mi voz la ópera “Tenorio”, de la cual ya hemos realizado el preestreno de algunas escenas y que en algún momento esperamos poder extraer de los pentagramas de un modo sólido y completo, con la grandeza y dignidad que tanto Don Juan Tenorio como quien lo ha musicado, deben tener para esta ocasión.

El Caballero de la Triste Figura sigue cabalgando años después de su estreno con los mismos intérpretes que en su día lo dimos a conocer y todos esperamos que no se le acaben los caminos y las aventuras, y sus gestas se extiendan más allá de las nuestras.

Funciones de El Caballero de la Triste Figura

 

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