Hay un tipo encerrado en una mazmorra al que llevan torturando días interminables con la excusa de que no acaba de pensar como aquellos que le administran el sufrimiento. Parece un caso sacado de un periódico o de un informe de Amnistía Internacional, sin embargo la historia que nos cuenta Dallapiccola en esta ópera transcurre en Zaragoza en los tiempos de la inquisición.
El peor lado de meterse en un argumento como este es que sabes que cuando cierres la partitura y pases a otra cosa, el tipo va a seguir en algún lugar del mundo encadenado a un destino insoportable.
Soy cantante lírico y este es mi primer pensamiento en un blog en el que me pregunto si además de salir a un escenario, un artista puede intentar abrir una celda, al menos una vez en el transcurso de su tiempo.
Quiero pensar que si.
El concierto
Il Prigioniero. Ópera de L. Dallapiccola. Estreno en España. Teatro de la Maestranza
ESTRENO EN ESPAÑA
Alfredo García, Il Prigioniero, barítono
Gustavo Peña, Gran Inquisidor y carcelero, tenor
Georgina Chakos, La madre, soprano
ORQUESTA DE CÓRDOBA
Santiago Serrate, director
Hola Afred:
No me voy a salir aquí con eso de que el intelectual tiene la obligación de pronunciarse, etc. etc., pero de lo que estoy segura, es de que tiene todo el derecho de hacerlo, y de que además le hará bien.
A todos nos hace bien, más allá de que la pronunciación de un artista tenga mucha más repercusión, ¡Sobre todo si es bueno!
Mucha suerte en tus perfomances y en tu andadura blogeana.
Un abrazo, Norma
Alfredo, creo que un buen artista abre la «celda» a cada persona a la que le aporta el disfrute con buen hacer, con su arte, lo más sublime que puede dar un ser humano: la belleza, el sentimiento, el afecto, la comunicación. Y escasea tanto hoy en día, que estoy segura que esta noche abrirás algunas «celdas», aunque sea sólo en la intimidad de algunos de los asistentes. Y en cada uno de los que te escuchen estará la posibilidad de traducir «eso» en otras admirables posibilidades… o no. Pero ahí ya es asunto personal de los demás.
Además cada uno podremos aportar nuestros granitos de arena en otras cosas más concretas alrededor… pero da lo mismo ser artista o pintor de brocha gorda. El asunto es querer hacerlo y buscar el modo que cada uno crea más adecuado.
Beaucoup de merde!!! 😉
Un abrazo
Gracias Norma por esa manera de señalar de un modo tan elocuente las alas que llevamos colgadas y a ti Jenufa por animarme a usarlas.
Una buena amiga con un criterio afinado me señala que inquisición lo escriba con mayúsculas. He pensado que en esta ocasión voy a permitirme el lujo de ejercer la falta ortográfica con alevosía y premeditación, y dejar muy en minúsculas a estos señores de otros tiempos, tan mayúsculos y temidos y hoy relegados a nombre común en mi blog.
Muy buena la puntualización sobre el por qué usar minúsculas en el susodicho nombre. Espero que tu amiga sea además condescendiente y no se ponga demasiado «inquisidora» (y perdón por el vocablo) contigo.
En caso contrario «a la hoguera con ella» 😉 Bueno, eso ya dependerá de cuanto tú te pongas de «inquisidor»….